TRES DE TRÉBOL
Por Carlos Fermín
¿Cuántas veces nos hemos preguntado en silencio cuál es el significado de la vida?. A veces creemos encontrar el rumbo del destino, y otras veces nos perdemos en lo incierto del futuro. Vamos y venimos. Por cada respuesta que le robamos al horizonte, nos persiguen otras mil preguntas que nos alejan de la realidad. Si intentas escapar de la marea, entonces las olas te ahogarán en lo más profundo del desierto. Si te transformas en el ser más simple del Mundo, pues seguirás teniendo la razón para no darte por vencido. Si lo escribo me libero. Si lo contengo también. No hay forma de escapar del tiempo. Aún después de la muerte sigues estando presente en algún corazón roto. Todo cobra vida cuando decidimos aniquilar los miedos y mirarnos frente al espejo del alma. Odiamos hacerlo, pero luego de tocar fondo y mucho más abajo, ya nada importa.
La enseñanza está allí afuera, y los demonios aquí adentro. Como quisiera olvidarme del pasado, y convertirme en dueño y señor de lo que digo, pienso y hago. Yo sé que es imposible no mirar atrás, pero ahora sé que no hay nada más lindo que intentar. De eso se trata, puedo repetirlo tres veces sin equivocarme, intentar, volver a intentar y siempre intentar. Cuando lo internalizas, te das cuenta que el éxito y el fracaso no existen. La única realidad es lo que en realidad somos. No hay mal que por bien no venga. Recuerdo esas palabras transmutarse en un sueño casi perdido por el arrebato de ocultar mis sentimientos. Tan sólo Dios y el Universo, saben la magia que la energía es capaz de lograr, en un gesto, en una mirada o en un deseo. Quisiera estar otra vez allí, y mirarlos fijamente a los ojos, sin pensar en el mañana, en el que dirán ni en absolutamente nada. Pero por desgracia, a veces detrás de una esperanza utópica se oculta un pasado en retrospectiva.
Así entendí que no existen defectos y virtudes, sólo un gran camino que caminamos al caminarlo. Puedes ir con prisa o con pausa, pero tu apenas eres el medio de una historia ya escrita. Nada es negativo. Todo es positivo. Supongo que ese es el chiste del destino. Si te detienes, te mostrarán tus errores. Si prosigues, hallarás la fortaleza. Si piensas en lo que fue y ya no es, entonces te perderás en el ego del Ser. Si te atreves a refutarlo, descubrirás algo nuevo. Si te acobardas, te estancas en lo que nunca serás. Si te atreves con cobardía, pues seguirás clavado en la cornisa de los recuerdos. Mejor déjate caer en las alas de la libertad eterna, que gozamos al dejar el dolor atrás, y comprender que la vida es una eterna experiencia en la que aventurarse.
Pero nos preguntamos ¿Hasta qué punto sabemos quienes somos en realidad? Hace algunos días visualizaba unos videos en la Web sobre la Gnosis. Decían cosas tan bonitas y ciertas que sentía una gran cercanía con esa sabia forma de pensar. Escuchaba vociferar frases como "Conócete a ti mismo y conocerás a los Dioses y al Universo" "Lo que te choca te checa", "El Hombre es un animal intelectual" y narraban la "La filosofía de la Momentaneidad". Me encantó la forma alocada de vincular temas espirituales, con la hipocresía, la manipulación y la conveniencia mediática de los Seres Humanos. ¡WOW! Definitivamente me sentí identificado con toda esa extravagancia racional. Sin embargo, llegó un momento en que la adhesión a esas opiniones, me llevaron a cuestionar lo que minutos atrás era mi nueva diversión de diciembre. A mi cabeza entraron pensamientos críticos como "Es muy fácil decir esas palabras, disfrutando de la comodidad del hogar, con una laptop, una webcam y un acolchado asiento donde alentar esas patrañas". A la vez, lamentaba saber cómo la maldita maldad que impera en el Mundo, nos va contaminando la mente hasta el punto de criticar y despreciar lo que en el fondo amamos y sabemos que es lo correcto. Ni que vivas en soledad y apartado de la gente, te podrás salvar de la máquina podrida de la Sociedad Moderna.
Yo increpaba toda la seguridad existencial ajena, pensando en una frase de mi autoría que dice "Es preferible morir por un ideal de vida, que vivir por un ideal de muerte". Recordaba como el interlocutor criticaba el consumismo despiadado de la actualidad, los antivalores yanquis y la terquedad de culpar a los demás de nuestras debilidades. Mientras lo escuchaba, volvía a preguntarme ¿qué pasaría si tu vida cambiara radicalmente? Si por X o Y motivo lo perdieras todo. Te quedas sin casa, sin la laptop y la webcam para grabar los videos, sin el asiento acolchado, y sin el pan de cada día. ¿De verdad fueras capaz de seguir siendo leal a tus convicciones? Si toda tu familia y amigos te dan la espalda, se olvidan de tí y te ves en la calle sin nada ni nadie. De pronto se fueron las palabras bonitas, la religiosidad, la sabiduría y ni siquiera el gran maestro te atendió el teléfono. Eres un miserable. Horas más tarde, una nueva oportunidad laboral se vislumbró. Se trata de vender hamburguesas en aquel restaurante de comida rápida. Tú odias esa franquicia y lo que ella representa, pero en un abrir y cerrar de ojos, te ofrecen un trabajo fijo, un sueldo quincenal y hasta te pagan el primer mes de renta de un pequeño departamento. ¡WOW! Suponemos que las ganas de vivir crecen, crecen y siguen creciendo. Dime que harías ¿Te suicidas de madrugada en los ojos de la oscuridad, o te conviertes en un esclavo del Imperio que sólo piensa en vender, vender y seguir vendiendo?
La oferta es tentadora para algunos y totalmente descartable para otros. Dejemos que el animal intelectual saque a relucir su instinto de supervivencia, y se niegue a morir. ¿Cobarde o valiente?. Todo es relativo en la vida, tan relativo que nos hace caer presos en la relatividad absoluta. Digo, no hay que ser tan extremista, pudieras vender hamburguesas siendo fiel a tus convicciones ¿Cómo? Pues muy fácil, dale el gusto a la Sociedad Moderna de cambiar y ejercer el don del cinismo. Debes ser lo más falso posible hasta que te conviertas en el distinguido empleado del mes, dentro de un cuadrito colgado a la pared. Sigue así por un lapso de tiempo, hasta que tengas la suficiente lechuga verde como para volver a comprar una casa, una laptop, una webcam y un asiento acolchado en el que contar todo lo positivo que te dejó la experiencia de vender un cuarto de libra con queso. Todos aprenderemos de tu vivencia y no pensaremos que eres un mentiroso, charlatán o desdichado. Todo lo contrario, valoraremos la forma en que pusiste a prueba tus convicciones al trabajar en algo que detestabas. ¿Viste? No tuviste que presionar el gatillo y cruzar el umbral de la vida. Ahora eres más fuerte y sigues aprendiendo sobre todo lo que somos capaces de hacer, decir y pensar, mientras nuestras posibilidades de vida nos permiten decir, hacer y pensar. Es divertido cuando te pasa, y mucho más divertido para quien lo escribe. La satisfacción personal del sacrificio es invaluable. Volvemos a ser dueños y señores de la unívoca verdad del Universo.
Lo afirmamos en el fuego cruzado de la paz y la guerra que se esconden tras los misterios de la razón. Para muestra un botón: el conocido Cometa ISON. El 28 de noviembre pasó de todo y para todos. Fueron de esos dias, que te dan ganas de correr, cantar y saltar bajo la lluvia. Era tan triste ver a la gente obsesionada con ver una luz distante en el exiguo espacio y tiempo. ¡WOW! Habían personas que madrugaban y rezaban para ver tan siquiera la cola del amigo sideral. Yo me preguntaba si de verdad somos conscientes del milagro fortuito de existir. La mayoría de las personas que deseaban ver en vivo y directo a ISON, son las mismas que hace años no se despiertan viendo la luz del Sol y de la Luna. Ellos están ahí afuera. Salen y se ocultan todos los días. No hay que pagar para verlos. No hace falta prismáticos, telescopios ni costosas videocámaras. No hay que hacer video streaming y rogar que el servidor no se caiga para verlos de lejito. Ellos nos acompañan a diario en espera de que tú te decidas a mirarlos por un momento. Parece mentira como la gente da por hecho todo lo que pasa. Van y vienen. Se casan y se divorcian. Viven y mueren. Venden y compran. Suben y bajan. Pero nunca se detienen por un instante a mirar a los sagrados astros. Quizás es por pena, por miedo o porque todavía no los han descubierto.
Es probable que por eso el planeta Tierra está tan contaminado, en todo el sentido explícito de la palabra. Es consabido que el firmamento se encuentra en verdadero peligro crítico de extinción. El cometa ISON se fue, huyó y no quiso saber nada de nosotros. Y ahora nosotros no queremos saber nada de ISON. Todo es tan efímero, que atemoriza. Vivir en una ilusión nos da el poder de señalar los defectos ajenos, mientras nos seguimos pudriendo por dentro. Recordar lo que hicimos nos libera de lo que nunca seremos. ¿La moraleja? ¡Ninguna!. Yo no sé para qué escribí esta historia, no sé porque lo compartí, y desconozco si usted lo leyó. Ahora olvídate de todo y sé feliz...
La enseñanza está allí afuera, y los demonios aquí adentro. Como quisiera olvidarme del pasado, y convertirme en dueño y señor de lo que digo, pienso y hago. Yo sé que es imposible no mirar atrás, pero ahora sé que no hay nada más lindo que intentar. De eso se trata, puedo repetirlo tres veces sin equivocarme, intentar, volver a intentar y siempre intentar. Cuando lo internalizas, te das cuenta que el éxito y el fracaso no existen. La única realidad es lo que en realidad somos. No hay mal que por bien no venga. Recuerdo esas palabras transmutarse en un sueño casi perdido por el arrebato de ocultar mis sentimientos. Tan sólo Dios y el Universo, saben la magia que la energía es capaz de lograr, en un gesto, en una mirada o en un deseo. Quisiera estar otra vez allí, y mirarlos fijamente a los ojos, sin pensar en el mañana, en el que dirán ni en absolutamente nada. Pero por desgracia, a veces detrás de una esperanza utópica se oculta un pasado en retrospectiva.
Así entendí que no existen defectos y virtudes, sólo un gran camino que caminamos al caminarlo. Puedes ir con prisa o con pausa, pero tu apenas eres el medio de una historia ya escrita. Nada es negativo. Todo es positivo. Supongo que ese es el chiste del destino. Si te detienes, te mostrarán tus errores. Si prosigues, hallarás la fortaleza. Si piensas en lo que fue y ya no es, entonces te perderás en el ego del Ser. Si te atreves a refutarlo, descubrirás algo nuevo. Si te acobardas, te estancas en lo que nunca serás. Si te atreves con cobardía, pues seguirás clavado en la cornisa de los recuerdos. Mejor déjate caer en las alas de la libertad eterna, que gozamos al dejar el dolor atrás, y comprender que la vida es una eterna experiencia en la que aventurarse.
Pero nos preguntamos ¿Hasta qué punto sabemos quienes somos en realidad? Hace algunos días visualizaba unos videos en la Web sobre la Gnosis. Decían cosas tan bonitas y ciertas que sentía una gran cercanía con esa sabia forma de pensar. Escuchaba vociferar frases como "Conócete a ti mismo y conocerás a los Dioses y al Universo" "Lo que te choca te checa", "El Hombre es un animal intelectual" y narraban la "La filosofía de la Momentaneidad". Me encantó la forma alocada de vincular temas espirituales, con la hipocresía, la manipulación y la conveniencia mediática de los Seres Humanos. ¡WOW! Definitivamente me sentí identificado con toda esa extravagancia racional. Sin embargo, llegó un momento en que la adhesión a esas opiniones, me llevaron a cuestionar lo que minutos atrás era mi nueva diversión de diciembre. A mi cabeza entraron pensamientos críticos como "Es muy fácil decir esas palabras, disfrutando de la comodidad del hogar, con una laptop, una webcam y un acolchado asiento donde alentar esas patrañas". A la vez, lamentaba saber cómo la maldita maldad que impera en el Mundo, nos va contaminando la mente hasta el punto de criticar y despreciar lo que en el fondo amamos y sabemos que es lo correcto. Ni que vivas en soledad y apartado de la gente, te podrás salvar de la máquina podrida de la Sociedad Moderna.
Yo increpaba toda la seguridad existencial ajena, pensando en una frase de mi autoría que dice "Es preferible morir por un ideal de vida, que vivir por un ideal de muerte". Recordaba como el interlocutor criticaba el consumismo despiadado de la actualidad, los antivalores yanquis y la terquedad de culpar a los demás de nuestras debilidades. Mientras lo escuchaba, volvía a preguntarme ¿qué pasaría si tu vida cambiara radicalmente? Si por X o Y motivo lo perdieras todo. Te quedas sin casa, sin la laptop y la webcam para grabar los videos, sin el asiento acolchado, y sin el pan de cada día. ¿De verdad fueras capaz de seguir siendo leal a tus convicciones? Si toda tu familia y amigos te dan la espalda, se olvidan de tí y te ves en la calle sin nada ni nadie. De pronto se fueron las palabras bonitas, la religiosidad, la sabiduría y ni siquiera el gran maestro te atendió el teléfono. Eres un miserable. Horas más tarde, una nueva oportunidad laboral se vislumbró. Se trata de vender hamburguesas en aquel restaurante de comida rápida. Tú odias esa franquicia y lo que ella representa, pero en un abrir y cerrar de ojos, te ofrecen un trabajo fijo, un sueldo quincenal y hasta te pagan el primer mes de renta de un pequeño departamento. ¡WOW! Suponemos que las ganas de vivir crecen, crecen y siguen creciendo. Dime que harías ¿Te suicidas de madrugada en los ojos de la oscuridad, o te conviertes en un esclavo del Imperio que sólo piensa en vender, vender y seguir vendiendo?
La oferta es tentadora para algunos y totalmente descartable para otros. Dejemos que el animal intelectual saque a relucir su instinto de supervivencia, y se niegue a morir. ¿Cobarde o valiente?. Todo es relativo en la vida, tan relativo que nos hace caer presos en la relatividad absoluta. Digo, no hay que ser tan extremista, pudieras vender hamburguesas siendo fiel a tus convicciones ¿Cómo? Pues muy fácil, dale el gusto a la Sociedad Moderna de cambiar y ejercer el don del cinismo. Debes ser lo más falso posible hasta que te conviertas en el distinguido empleado del mes, dentro de un cuadrito colgado a la pared. Sigue así por un lapso de tiempo, hasta que tengas la suficiente lechuga verde como para volver a comprar una casa, una laptop, una webcam y un asiento acolchado en el que contar todo lo positivo que te dejó la experiencia de vender un cuarto de libra con queso. Todos aprenderemos de tu vivencia y no pensaremos que eres un mentiroso, charlatán o desdichado. Todo lo contrario, valoraremos la forma en que pusiste a prueba tus convicciones al trabajar en algo que detestabas. ¿Viste? No tuviste que presionar el gatillo y cruzar el umbral de la vida. Ahora eres más fuerte y sigues aprendiendo sobre todo lo que somos capaces de hacer, decir y pensar, mientras nuestras posibilidades de vida nos permiten decir, hacer y pensar. Es divertido cuando te pasa, y mucho más divertido para quien lo escribe. La satisfacción personal del sacrificio es invaluable. Volvemos a ser dueños y señores de la unívoca verdad del Universo.
Lo afirmamos en el fuego cruzado de la paz y la guerra que se esconden tras los misterios de la razón. Para muestra un botón: el conocido Cometa ISON. El 28 de noviembre pasó de todo y para todos. Fueron de esos dias, que te dan ganas de correr, cantar y saltar bajo la lluvia. Era tan triste ver a la gente obsesionada con ver una luz distante en el exiguo espacio y tiempo. ¡WOW! Habían personas que madrugaban y rezaban para ver tan siquiera la cola del amigo sideral. Yo me preguntaba si de verdad somos conscientes del milagro fortuito de existir. La mayoría de las personas que deseaban ver en vivo y directo a ISON, son las mismas que hace años no se despiertan viendo la luz del Sol y de la Luna. Ellos están ahí afuera. Salen y se ocultan todos los días. No hay que pagar para verlos. No hace falta prismáticos, telescopios ni costosas videocámaras. No hay que hacer video streaming y rogar que el servidor no se caiga para verlos de lejito. Ellos nos acompañan a diario en espera de que tú te decidas a mirarlos por un momento. Parece mentira como la gente da por hecho todo lo que pasa. Van y vienen. Se casan y se divorcian. Viven y mueren. Venden y compran. Suben y bajan. Pero nunca se detienen por un instante a mirar a los sagrados astros. Quizás es por pena, por miedo o porque todavía no los han descubierto.
Es probable que por eso el planeta Tierra está tan contaminado, en todo el sentido explícito de la palabra. Es consabido que el firmamento se encuentra en verdadero peligro crítico de extinción. El cometa ISON se fue, huyó y no quiso saber nada de nosotros. Y ahora nosotros no queremos saber nada de ISON. Todo es tan efímero, que atemoriza. Vivir en una ilusión nos da el poder de señalar los defectos ajenos, mientras nos seguimos pudriendo por dentro. Recordar lo que hicimos nos libera de lo que nunca seremos. ¿La moraleja? ¡Ninguna!. Yo no sé para qué escribí esta historia, no sé porque lo compartí, y desconozco si usted lo leyó. Ahora olvídate de todo y sé feliz...