M.U.R.A.M.O.S
Por Carlos Fermín
Qué feo suena ¿verdad? Parece que fuera una palabra mal escrita o una mala conjugación del destino. Sin embargo, esta vez no se trata de un error fugaz en las desquiciantes madrugadas de abril. Te insisto, ¡Qué mal suena! Si cuando decimos muramos se siente extraño, más extraño será el día cuando en realidad muramos. Yo sigo pensando que se escucha muy raro decir esa palabra, como para pensar que realmente tiene un significado finito y un infinito significante.
Muchas personas dicen muramos, pero un segundo después, piensan que se equivocaron y abren paso a la duda que nos carcome por dentro. Algunos aprenden a rectificar antes que salga la llama del Sol, y otros disfrutan de cometer la imprudencia bajo la luz de la Luna. Ambos son testigos de la esclavizante confusión que nos mantiene retenidos en una gran mentira, para seguir escribiendo muramos sin pensarlo dos veces. Tres fueron las veces que lo veía venir, y tres fueron las veces que no supe verlo venir. Ahora aunque muramos, ya nunca sabré más nada de él. Creo que estoy perdiendo el control que vive descontrolando mi vida.
Primero fue muramos y luego sabré. De verdad que hoy es el día de repasar las oraciones y conjugar el verbo eterno de la soledad. Sería tan fácil dejar que me destruyan, pero como siempre digo, no pueden destruir a quien lleva años destruido. Puedes seguirlo destruyendo todo lo que quieras, pero sólo será para complacer tu deseo de venganza fortuita. Ya llevo unos quince minutos en esta escandalosa historia, y todavía no sabemos si se dice o no se dice muramos. Quizás muramos antes de saberlo, muramos por pretender saberlo, o tal vez muramos por no querer morirnos.
¡Todos vamos a morir! Es la frasecita que no pasa de moda. Aunque usted y yo muramos, esa mágica afirmación nos quita la presión de sentirnos perdidos y ansiosos de alzar el surrealista vuelo del Ser. Yo creo que es correcto decir muramos, sobre todo, cuando lo pensamos por dentro y lo aniquilamos por fuera. El simple hecho de pensar en la palabrita, demuestra que la vida es un privilegio solamente establecido para quienes no tienen miedo de salir a la calle. Ellos ven lo que tienen que ver, escuchan lo que deben escuchar y sienten lo que necesitan sentir.
Muere un rato ahogando mi óctuple sagrado. La diferencia cuando nosotros muramos en comparación con el resto, es que ya no tendremos la voluntad de vivir viviendo y pensando en morir muriendo. Finalmente te pregunto ¿Muramos? Yo sé que eres mi sagrada respuesta de cambio...
[email protected]
Muchas personas dicen muramos, pero un segundo después, piensan que se equivocaron y abren paso a la duda que nos carcome por dentro. Algunos aprenden a rectificar antes que salga la llama del Sol, y otros disfrutan de cometer la imprudencia bajo la luz de la Luna. Ambos son testigos de la esclavizante confusión que nos mantiene retenidos en una gran mentira, para seguir escribiendo muramos sin pensarlo dos veces. Tres fueron las veces que lo veía venir, y tres fueron las veces que no supe verlo venir. Ahora aunque muramos, ya nunca sabré más nada de él. Creo que estoy perdiendo el control que vive descontrolando mi vida.
Primero fue muramos y luego sabré. De verdad que hoy es el día de repasar las oraciones y conjugar el verbo eterno de la soledad. Sería tan fácil dejar que me destruyan, pero como siempre digo, no pueden destruir a quien lleva años destruido. Puedes seguirlo destruyendo todo lo que quieras, pero sólo será para complacer tu deseo de venganza fortuita. Ya llevo unos quince minutos en esta escandalosa historia, y todavía no sabemos si se dice o no se dice muramos. Quizás muramos antes de saberlo, muramos por pretender saberlo, o tal vez muramos por no querer morirnos.
¡Todos vamos a morir! Es la frasecita que no pasa de moda. Aunque usted y yo muramos, esa mágica afirmación nos quita la presión de sentirnos perdidos y ansiosos de alzar el surrealista vuelo del Ser. Yo creo que es correcto decir muramos, sobre todo, cuando lo pensamos por dentro y lo aniquilamos por fuera. El simple hecho de pensar en la palabrita, demuestra que la vida es un privilegio solamente establecido para quienes no tienen miedo de salir a la calle. Ellos ven lo que tienen que ver, escuchan lo que deben escuchar y sienten lo que necesitan sentir.
Muere un rato ahogando mi óctuple sagrado. La diferencia cuando nosotros muramos en comparación con el resto, es que ya no tendremos la voluntad de vivir viviendo y pensando en morir muriendo. Finalmente te pregunto ¿Muramos? Yo sé que eres mi sagrada respuesta de cambio...
[email protected]