LA MISERIA ESPIRITUAL DE LOS MARABINOS
Por Carlos Fermín
¿Qué sientes al ver esa imagen? Dime la verdad ¿Te parece graciosa, triste o chocante? Un monito araña atado con una cuerda en el techo de una carcacha oxidada. Un monito que debe soportar el infernal calor de la ciudad de Maracaibo, mientras es humillado a través de las principales calles, avenidas y plazas. Un monito que vive un auténtico calvario por la miseria espiritual de la gente verde y silvestre.
¿De quién es la culpa? En realidad, son tres los verdugos del indefenso Ser Vivo. Primero, el hombre que conduce el carro de hojalata. Segundo, la indiferencia de los ciudadanos que permiten el delito. Tercero, los organismos públicos que no detienen, multan y encarcelan al delincuente.
¿Por qué la gente tiene necesidad de maltratar a los animales? Siempre he pensado que las personas que disfrutan mantener animalitos enjaulados, aislados o encadenados, es porque en el fondo, ellos son quienes se sienten los verdaderos animales enjaulados, aislados y encadenados en este Mundo, necesitando reforzar la autoridad o condición de poder sobre el otro "animalito".
Generalmente, las personas que viven esclavizadas ya sea físicamente por trabajo o psicológicamente por vejaciones, tienden a extrapolar ese sufrimiento, frustración y debilidad con la compra o tenencia de alguna especie de fauna, que sea el inocente dominado por el poderoso gran señor o la gran señora dominadora. Es un clásico reflejo de la tensa relación jefe-empleado, rey-súbdito, padre-hijo, profesor-estudiante y demás binomios de interacción humana.
Por eso, muchos animales insultan, golpean y matan a los otros "animalitos", como una forma de que el perro, el monito, el gato o el pájaro, sientan en carne propia la misma impotencia que ellos padecen en silencio dentro sus miserables vidas cotidianas. Se trata del desquite, de la revancha y de la venganza. Jamás lo enfrentan, no lo reconocen y nunca lo resuelven. Pero ya usted y yo, sabemos el instinto salvaje que les carcome el alma y les envenena la razón.
¿De quién es la culpa? En realidad, son tres los verdugos del indefenso Ser Vivo. Primero, el hombre que conduce el carro de hojalata. Segundo, la indiferencia de los ciudadanos que permiten el delito. Tercero, los organismos públicos que no detienen, multan y encarcelan al delincuente.
¿Por qué la gente tiene necesidad de maltratar a los animales? Siempre he pensado que las personas que disfrutan mantener animalitos enjaulados, aislados o encadenados, es porque en el fondo, ellos son quienes se sienten los verdaderos animales enjaulados, aislados y encadenados en este Mundo, necesitando reforzar la autoridad o condición de poder sobre el otro "animalito".
Generalmente, las personas que viven esclavizadas ya sea físicamente por trabajo o psicológicamente por vejaciones, tienden a extrapolar ese sufrimiento, frustración y debilidad con la compra o tenencia de alguna especie de fauna, que sea el inocente dominado por el poderoso gran señor o la gran señora dominadora. Es un clásico reflejo de la tensa relación jefe-empleado, rey-súbdito, padre-hijo, profesor-estudiante y demás binomios de interacción humana.
Por eso, muchos animales insultan, golpean y matan a los otros "animalitos", como una forma de que el perro, el monito, el gato o el pájaro, sientan en carne propia la misma impotencia que ellos padecen en silencio dentro sus miserables vidas cotidianas. Se trata del desquite, de la revancha y de la venganza. Jamás lo enfrentan, no lo reconocen y nunca lo resuelven. Pero ya usted y yo, sabemos el instinto salvaje que les carcome el alma y les envenena la razón.
El monito de la foto presentada, es la victima de esta lamentable historia, representando a los miles de animales que son maltratados, torturados y sacrificados alrededor del planeta Tierra, por la NO misericordia del Homo Sapiens. En Venezuela, existen instrumentos legales vigentes que castigan ese abuso, como la Ley para la Protección de la Fauna Doméstica, Libre y en Cautiverio, y también hay entes judiciales prestos a evitar la impunidad, como las Fiscalías Municipales del Ministerio Público.
Pero, cuando se trata de incrementar los niveles de impunidad e irrespetar los derechos de los animales, pues nadie se hace responsable del delito, y TODOS se hacen responsables de delinquir. Lo afirmamos, pues seguro que jueces, policías, fiscales, intendentes y demás individuos garantes de aplicar la justicia, ya han visto desfilar al monito araña por las calles de Maracaibo. No obstante, ellos prefieren cerrar los vidrios, prender el aire acondicionado, poner musiquita chévere y JAMÁS mirar el retrovisor.
Por eso, es que el famoso monito de la foto lleva bastante tiempo sorprendiendo y alegrando las mañanas, las tardes y las noches de los ignorantes marabinos, que ya lo convirtieron en un objeto de escarnio público, tomándole fotos y grabando videos para compartirlos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
¡Qué desgraciados! No olvidemos, que en el mes de noviembre se celebran las tradicionales corridas de toros en honor a la Virgen de la Chinita, en las que con toda seguridad, el dueño del monito estará sentado en la Monumental de Maracaibo, para presenciar en vivo y directo la macabra faena sangrienta, junto a sus infaltables cervezas, sus podridos vallenatos, sus chistes de mal gusto, y sus erráticos tostones de Huelva.
Es la esquizofrénica realidad que viven los zulianos. Un estado occidental venezolano lleno de violencia, de muertes, de ajustes de cuentas, de rencores, de vulgaridades, de lamentaciones, de secuestros, de envidias, de hurtos, de trabas, y de cualquier otra anormalidad negativa que a usted se le ocurra. Con ese aterrador panorama, parece que visualizar a un monito encadenado en el techo de una carcacha ambulante, es pura diversión para los transeúntes, sano entretenimiento para los conductores, y buena vibra para los marabinos.
Es una agradable vía de escape para sonreír por un instante, ante tanto calor, sudor y sin sabores que revientan los tímpanos del alboroto citadino.
Qué bueno sería que el monito pudiera romper las cadenas que lo oprimen, darle una tremenda paliza al maldito chofer, encadenarlo al techo de su propio carro, y empezar un viacrucis automovilístico en el que todos los devotos zulianos, contemplen la necesaria crucifixión del delincuente.
Pero, los animalitos son seres tan inocentes, nobles e ingenuos, que lo único que haría el monito con su dueño, sería mirarlo fijamente a los ojos y perdonarlo…
NO SEAS CÓMPLICE DEL DELITO
DILE NO A LA IMPUNIDAD
¡YA!
[email protected]
carlosrupertofermin.wordpress.com
http://ekologia.com.ve
Pero, cuando se trata de incrementar los niveles de impunidad e irrespetar los derechos de los animales, pues nadie se hace responsable del delito, y TODOS se hacen responsables de delinquir. Lo afirmamos, pues seguro que jueces, policías, fiscales, intendentes y demás individuos garantes de aplicar la justicia, ya han visto desfilar al monito araña por las calles de Maracaibo. No obstante, ellos prefieren cerrar los vidrios, prender el aire acondicionado, poner musiquita chévere y JAMÁS mirar el retrovisor.
Por eso, es que el famoso monito de la foto lleva bastante tiempo sorprendiendo y alegrando las mañanas, las tardes y las noches de los ignorantes marabinos, que ya lo convirtieron en un objeto de escarnio público, tomándole fotos y grabando videos para compartirlos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
¡Qué desgraciados! No olvidemos, que en el mes de noviembre se celebran las tradicionales corridas de toros en honor a la Virgen de la Chinita, en las que con toda seguridad, el dueño del monito estará sentado en la Monumental de Maracaibo, para presenciar en vivo y directo la macabra faena sangrienta, junto a sus infaltables cervezas, sus podridos vallenatos, sus chistes de mal gusto, y sus erráticos tostones de Huelva.
Es la esquizofrénica realidad que viven los zulianos. Un estado occidental venezolano lleno de violencia, de muertes, de ajustes de cuentas, de rencores, de vulgaridades, de lamentaciones, de secuestros, de envidias, de hurtos, de trabas, y de cualquier otra anormalidad negativa que a usted se le ocurra. Con ese aterrador panorama, parece que visualizar a un monito encadenado en el techo de una carcacha ambulante, es pura diversión para los transeúntes, sano entretenimiento para los conductores, y buena vibra para los marabinos.
Es una agradable vía de escape para sonreír por un instante, ante tanto calor, sudor y sin sabores que revientan los tímpanos del alboroto citadino.
Qué bueno sería que el monito pudiera romper las cadenas que lo oprimen, darle una tremenda paliza al maldito chofer, encadenarlo al techo de su propio carro, y empezar un viacrucis automovilístico en el que todos los devotos zulianos, contemplen la necesaria crucifixión del delincuente.
Pero, los animalitos son seres tan inocentes, nobles e ingenuos, que lo único que haría el monito con su dueño, sería mirarlo fijamente a los ojos y perdonarlo…
NO SEAS CÓMPLICE DEL DELITO
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