FALLANDO
(EL MILAGRO DE LEVANTARSE)
Por Carlos Fermín
¿Sabías que estar de pie es un milagro? Pararse, caminar y salir a la calle es una verdadera proeza que pocos se atreven a cumplir a diario. ¿Qué te motiva a levantarte de la cama? Muchas veces no somos conscientes de la fortuna que tenemos al poder ir y venir de un lado a otro sin consecuencias físicas o mentales que nos detengan. Es muy frustrante tener que quedarse parado en un lugar, porque simplemente no te puedes mover. Es doloroso, triste y complejo de entender para las personas que no han pasado por esa clase de situaciones.
Cuando te ves en soledad, de madrugada y sin nadie que te brinde una mano amiga, empiezas a ver la vida de una manera totalmente distinta. Comienzas a vivir cada día como si fuera el último suspiro del Universo. La dicha de alimentarse, de dormirse, de leer un libro, de tomar una ducha, de ver el cielo, de simplemente sentirse vivo, trasciende lo racional y llega hasta la magia divina del Ser.
Cuando cometemos errores, juramos no volverlos a cometer. Miedo, disciplina, cobardía. Pero, sin darnos cuenta vamos construyendo la hoguera para volvernos a quemar en el mismo error cometido. Lo peor, es que el destino nos va mostrando el fuego que nos hizo tocar fondo, y es muy común seguir transitando ese furioso camino hasta que nos sentimos otra vez culpables.
Algunos lo llaman adicción al problema. No obstante, nosotros lo llamamos Somatización. Como usted sabe, somatizar se refiere a transformar los problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera presuntamente "involuntaria". Sin embargo, creemos que la somatización es un acto consciente en la persona. Quizás en la primera oportunidad que se presentó un inconveniente, fue involuntaria, pero no hay duda que con el paso del tiempo la concepción de somatizar los problemas, se vuelve en una necesidad, en una obsesión y hasta en una diversión.
Cuando te ves en soledad, de madrugada y sin nadie que te brinde una mano amiga, empiezas a ver la vida de una manera totalmente distinta. Comienzas a vivir cada día como si fuera el último suspiro del Universo. La dicha de alimentarse, de dormirse, de leer un libro, de tomar una ducha, de ver el cielo, de simplemente sentirse vivo, trasciende lo racional y llega hasta la magia divina del Ser.
Cuando cometemos errores, juramos no volverlos a cometer. Miedo, disciplina, cobardía. Pero, sin darnos cuenta vamos construyendo la hoguera para volvernos a quemar en el mismo error cometido. Lo peor, es que el destino nos va mostrando el fuego que nos hizo tocar fondo, y es muy común seguir transitando ese furioso camino hasta que nos sentimos otra vez culpables.
Algunos lo llaman adicción al problema. No obstante, nosotros lo llamamos Somatización. Como usted sabe, somatizar se refiere a transformar los problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera presuntamente "involuntaria". Sin embargo, creemos que la somatización es un acto consciente en la persona. Quizás en la primera oportunidad que se presentó un inconveniente, fue involuntaria, pero no hay duda que con el paso del tiempo la concepción de somatizar los problemas, se vuelve en una necesidad, en una obsesión y hasta en una diversión.
Somos tan manipuladores como manipulables. Ganamos y perdemos nuestras batallas con cualquier artimaña psicosocial que nos convenga poner en práctica. Del amor al odio apenas hay un paso de distancia, y del enjuiciamiento a la victimización no existen las distancias siderales. Deudas, gastos, desamores. ¿Me quiebro o los quiebro? Tal vez me quiebro y los quiebro. Recuerda que el orden de los factores no altera el producto. Cuando me hablaste sobre el gran valor de la familia, siento que era una lección ya aprendida, pero hoy comprendo la magnitud de esas lógicas palabras.
Camina despacio mi buen amigo y mi buena amiga. Sin prisa pero sin pausa. Disfruta del paisaje, reconoce tus ojos frente al espejo del desesperado, y haz tu buena acción del día sin pensarlo dos veces. No corras en la tormenta, porque tarde o temprano te vas a caer. Mejor observa con detenimiento las olas del riachuelo, esperando el momento justo para ver la luz de un nuevo amanecer y mirar de frente al Sol. Con sabiduría pero sin remordimiento de lo que fuimos, somos y seremos.
Necesitamos rescatar el amor propio y volver a enderezar el camino a paso firme, para despertar de esta melancolía de viernes por la noche, y volver a estar en pie de lucha por un mejor mañana que recorrer.
¿Te atreves?
Sí
Camina despacio mi buen amigo y mi buena amiga. Sin prisa pero sin pausa. Disfruta del paisaje, reconoce tus ojos frente al espejo del desesperado, y haz tu buena acción del día sin pensarlo dos veces. No corras en la tormenta, porque tarde o temprano te vas a caer. Mejor observa con detenimiento las olas del riachuelo, esperando el momento justo para ver la luz de un nuevo amanecer y mirar de frente al Sol. Con sabiduría pero sin remordimiento de lo que fuimos, somos y seremos.
Necesitamos rescatar el amor propio y volver a enderezar el camino a paso firme, para despertar de esta melancolía de viernes por la noche, y volver a estar en pie de lucha por un mejor mañana que recorrer.
¿Te atreves?
Sí