EL RECICLAJE DE LA FAMILIA PRIMATE
Por Carlos Ruperto Fermín
Cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial del Reciclaje, una fecha ecológica que invita a reflexionar sobre la crisis ambiental que ostenta el planeta Tierra, debido a la negativa del pueblo en reducir el consumismo, reutilizar la empatía y reciclar la conciencia.
Por eso, quiero que usted conozca a los miembros de la gran Familia Primate, quienes viven en la localidad fronteriza de Santa Elena de Uairén, ubicada en el estado Bolívar dentro del territorio venezolano. Es una de las familias más odiadas, envidiadas y vilipendiadas por el resto de los ciudadanos de Venezuela.
Acompáñame a descubrir los motivos que generan la rabia de los venezolanos, en contra de la hermosa y pacífica Familia Primate.
Conozcamos al chimpancé Alejo, quien es el padre de familia y el protector de la guarida donde vive su descendencia. Siempre reutiliza la cáscara de las miles de bananas que come a diario. No las bota en la calle. Con dichas conchas de plátano, Alejo amortigua la piedra en la que descansa todas las calurosas tardes.
La mona Alicia, es la esposa de Alejo y se dedica a las labores domésticas. Ella siempre recolecta las hojas secas de los árboles, para construir adornos artesanales que embellezcan la flora de su hogar. Alicia es una exitosa ama de casa, que tiene bien contento a Alejo por su dedicación, esmero y sacrificio.
El orangután Basilio, es el hijo mayor de la familia Primate. Él colecciona todas las semillas de frutos secos que consigue en la tierra, esperando alcanzar una buena cosecha para el consumo y disfrute de toda su manada. Basilio sabe que la temporada de sequía complica la obtención de alimento, por lo cual adoptó el espíritu agroecológico que lo mantiene con la barriguita llena.
La gorila Paola, es la hija consentida en casa de los Primates. Ella siempre espera los aguaceros de la sabana, para reutilizar el agua de lluvia que se filtra en sus cuevas. No pierde ni una gota del vital líquido. Paola hierve y comparte el agua con otros seres vivos, que mueren de sed y hambre a su alrededor.
El mandril Tenorio, es el abuelo de la familia Primate. Él siempre recolecta los troncos quebrados y la madera vieja de los árboles, para construir novedosos juegos didácticos que entretengan a sus nietos. Tenorio pasa tiempo de calidad al aire libre con su querida familia, y les brinda palabras de sabiduría, experiencia y paz.
Tras conocer a los miembros de la ecológica Familia Primate, nos preguntamos ¿Por qué no imitamos el modo de vida de Alejo, Alicia, Basilio, Paola y Tenorio? Si los chimpancés, las monas, los orangutanes, las gorilas y los mandriles, son felices reciclando todo lo que consumen a diario ¿Por qué nosotros no podemos hacerlo en nuestras casas y oficinas? ¿Será que hasta los animales son más inteligentes y más conservacionistas que la gente verde y silvestre? ¿A qué le tenemos miedo?
Creemos que el arsenal de vidrio, papel, cartón, plástico y metales del todopoderoso Homo Sapiens, está siendo tirado con precisión quirúrgica en las principales calles, plazas, avenidas, aceras, playas, ríos, lagos y mares de nuestro continente.
Justo ahora que usted lee con detenimiento mi escrito periodístico, las personas de carne y hueso están destruyendo los ecosistemas de sus países, arrojando toneladas de basura en el entorno natural circundante. Quizás usted venga contribuyendo a extinguir la vida de la ecológica Familia Primate. O tal vez quiera que yo le meta una escopeta dentro de su boca, y presione el gatillo en caso de continuar rechazando el arte del reciclaje.
La historia es muy fácil de explicar. La señora María sufre de constantes ataques de pánico, por lo que al ver que el camión del aseo urbano no llegaba a su residencia, decidió botar las tres botellas de Coca-Cola en el terreno baldío ubicado frente a su casa. Ella NO sabía que estaba siendo espiada por el señor Juan, quien aparte de ser su vecino, también se acercó al terreno y desechó los cartones de huevos que compró la semana pasada en el supermercado. Mientras eso ocurría, la hija del carnicero Astolfo pasaba frente al terreno, y aprovechó la oportunidad para lanzar los envases de la mayonesa, de la mantequilla y del aceite vegetal. Cuando se estaba alejando del famoso terreno, le silbó con desesperación su amigo Pablo, para que le ayudara a depositar y a quemar todos los periódicos orinados por su perro enfermo.
En un abrir y cerrar de ojos, la gente construyó su propio vertedero de basura a cielo abierto, el cual demuestra la victoria suprema del pueblo bien organizado. ¡Felicitaciones!
Demuéstrale al Universo que no eres un chimpancé, una mona, un orangután, una gorila y un mandril. ¡Ponte las pilas! El hijo pródigo jamás le da la espalda a la Pachamama. Vuélvete un enloquecido fanático del reciclaje. Hermanos y hermanas, recorran los caminos de la vida reciclando las tapitas de las cervezas, los rollos del papel higiénico, los potes del champú, los envoltorios de las frituras, las pilas alcalinas, las bolsas de plástico, las revistas, los discos compactos rayados, las latas de refrescos, las telas desteñidas, y cualquier otro material de uso cotidiano.
¡No seas flojo! Averigua con ganas en tu localidad, y ubica un centro de acopio o planta de reciclaje, para que traslades toda la basura recolectada y clasificada con anterioridad, y ayudes con la bendita preservación del Medio Ambiente. Si no lo haces por voluntad propia, seguro que la escopeta te hará cambiar de opinión. Si te comprometes con la tarea del reciclaje, seguro que la Familia Primate estará muy orgullosa de usted.
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