EL DÍA DE LA MADRE Y EL PLANETA TIERRA
Por Carlos Fermín
Quien tiene el amor incondicional de su madre, ya tiene todo en el camino de la vida. Es la auténtica verdad que llevamos por dentro. Es preocupante observar la violencia que consumimos a diario, llena de asesinatos, secuestros, tiroteos, suicidios, actos de corrupción, robos y demás injusticias que se perpetran a lo largo y ancho del bienaventurado siglo XXI. Simplemente es el cruel reflejo de la falta de un centro emocional en las personas, que jamás recibieron amor en manos de su progenitora. En el hogar nacen y mueren los valores y los antivalores de cada Ser Humano, por lo que TODOS necesitamos el sagrado apoyo de nuestros padres para llenar ese vacío existencial que nos carcome al momento de salir a las peligrosas calles latinoamericanas.
Por eso, la familia se convierte en el refugio espiritual del árbol genealógico, o en la maldita casa del Diablo que acaba con la paz del Mundo. Una caricia o un insulto, es pago suficiente para lanzar la moneda al aire y esperar que el viento nos devuelva la salud mental o el corazón roto. Sólo tenemos una Madre, y sólo contamos con una Madre Tierra. No hay duda que nuestra querida y olvidada Pachamama está viviendo un calvario por culpa de su gran hijo bastardo, mejor conocido como el Hombre. Ese engendro de la Naturaleza, que se dedica a contaminarla, maltratarla y negociarla con cada endemoniada decisión que toma bajo un fuerte puño, que atraviesa a ese deforestado e inicuo escritorio. Es una clara muestra de la exagerada violencia intrafamiliar que padecemos por doquier, la cual nos aleja de transitar los senderos del respeto, de la sabiduría y de la razón.
Precisamente, la irracionalidad de la Humanidad, es la que nos mantiene hundidos en tanta guerra, muerte y sangre, que acabará el día que la Madre Tierra se despierte de madrugada, y no encuentre un vaso de agua para aplacar la sed de venganza que mueve al planeta. Ese abrazo maternal que nunca sentimos de niños, se traduce en el continuo derroche la energía eléctrica. Ese beso en la mejilla que jamás nos hizo sonrojar en la infancia, se traduce en la negación de ahorrar el agua potable. Esa cálida voz que nunca nos ayudó a resolver los problemas en la adolescencia, se traduce en la negación de reducir, reutilizar y reciclar la basura. Podemos afirmar que en los ojos de una valerosa Madre, se esconde el alma angelical o la llama envenenada de sus emancipados retoños. De allí, que te presentamos un montaje audiovisual para celebrar el día de la Madre y reflexionar sobre la importancia de preservar los recursos naturales de la Madre Tierra.
¿TE ATREVES?
https://vimeo.com/93727162
Por eso, la familia se convierte en el refugio espiritual del árbol genealógico, o en la maldita casa del Diablo que acaba con la paz del Mundo. Una caricia o un insulto, es pago suficiente para lanzar la moneda al aire y esperar que el viento nos devuelva la salud mental o el corazón roto. Sólo tenemos una Madre, y sólo contamos con una Madre Tierra. No hay duda que nuestra querida y olvidada Pachamama está viviendo un calvario por culpa de su gran hijo bastardo, mejor conocido como el Hombre. Ese engendro de la Naturaleza, que se dedica a contaminarla, maltratarla y negociarla con cada endemoniada decisión que toma bajo un fuerte puño, que atraviesa a ese deforestado e inicuo escritorio. Es una clara muestra de la exagerada violencia intrafamiliar que padecemos por doquier, la cual nos aleja de transitar los senderos del respeto, de la sabiduría y de la razón.
Precisamente, la irracionalidad de la Humanidad, es la que nos mantiene hundidos en tanta guerra, muerte y sangre, que acabará el día que la Madre Tierra se despierte de madrugada, y no encuentre un vaso de agua para aplacar la sed de venganza que mueve al planeta. Ese abrazo maternal que nunca sentimos de niños, se traduce en el continuo derroche la energía eléctrica. Ese beso en la mejilla que jamás nos hizo sonrojar en la infancia, se traduce en la negación de ahorrar el agua potable. Esa cálida voz que nunca nos ayudó a resolver los problemas en la adolescencia, se traduce en la negación de reducir, reutilizar y reciclar la basura. Podemos afirmar que en los ojos de una valerosa Madre, se esconde el alma angelical o la llama envenenada de sus emancipados retoños. De allí, que te presentamos un montaje audiovisual para celebrar el día de la Madre y reflexionar sobre la importancia de preservar los recursos naturales de la Madre Tierra.
¿TE ATREVES?
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